El viaje de mi vida fue un sueño, una ilusión que tuve en febrero del 2019. Antes de seguir escribiendo, quierdo decir que esto va sobre mí. Pero que tiene que ver con Casper Crump de una manera indirecta, puesto que formaba parte de aquella meta.
El inicio del mal.
Llevo muchos años con antidepresivos, por acoso labolal, un tema que no voy a tocar porque aún me duele y por ser buena y tonta, no denuncié al acosador. Y sí, me arrepentiré de eso el resto de mi vida. Solo diré que todo cambió cuando cambiaron la empresa de seguridad donde trabajaba. Nos pusieron al pelota de turno en el grupo, el cual trató de separarnos a los tres vigilantes que llevábamos 20 años trabajando juntos. Los dos únicos que considero a día de hoy como compañeros en esta profesión. Porque yo me dejaría romper la cara por ellos y ellos por mí, mientras que los demás te dejarían vendido a tu suerte.
Ahí comenzó la pesadilla. El cambio de empresa, el idiota aquel, pastillas para dormir y antidepresivos. Cuatro años después, tuve que pedir que me los cambiaran porque notaba que no iba a mejor. Estaba estancada y fue cuando me mandaron los que tomo habitualmente. En dos meses el cambio fue brutal.
El viaje de mi vida.
Volví a tener sueños, ilusión y esperanza. Fue en ese momento cuando se me ocurrió lo del viaje de mi vida. Una experiencia única, una locura, que me llevaría entre un año y medio y dos años y medio de preparación. Pero estaba ilusionada y realmente buscaba como hacerlo y me iba planificando todo.
La idea base era sencilla: ir en el mes de julio a Dinamarca, concretamente a Copenhague, yo sola, en mi moto de 125cc. Una Daelim Daystar de carburación que, sinceramente, no me ha dado casi problemas desde que la tengo. De mi casa al destino final unos 2500 kilómetros, así que, con una moto de paseo, con 5 ó 6 horas de conducción diarias, podría llegar en 5 días a Copenhague.

El verdadero reto.
Pero el reto no era solamente ese. Por aquel entonces pesaba 102kg, actualmente 97kg y sabía que debía bajar a 75kg como poco para que la moto rindiera mejor. Luego prepararla para el viaje, colocándola una maleta rígida atrás. Complementaría las alforjas de cuero donde iría la ropa y la comida y lo caro en la zona más segura. A parte de eso, debía ahorrar bastante para la gasolina, comida etc… Y lo más importante: aprender inglés por mi cuenta.
Por eso era el viaje de mi vida, porque realmente me llevaría mucho tiempo prepararme para ello. Más luego los días de ida y vuelta a Dinamarca sola en moto, donde mi única compañía sería mi cabeza. Y sí, miré rutas, comencé a buscar con que podía mejorar mi Dama para el viaje. Miraba campings que me pillasen de camino donde hacer mis paradas para dormir en una tienda de campaña…
Y si lograba todo aquello, si conseguía ir, la guinda del pastel sería poder dar con Casper Crump. Tomar un café, hacer una ruta corta en moto, él con su Yamaha. Un par de autógrafos, unas fotos y de vuelta a España. Eso hubiera culminado todo.

El principio del fin.
Y entonces me jodieron, literalmente, en el trabajo. Mis jefes se las ingeniaron para sacarme durante dos meses de mi puesto de trabajo y me enviaron a otro. Lejos de mis compañeros de toda la vida. Eso supuso que acabase con ataques de ansiedad, pesadillas y de baja durante un mes. Tuvimos que meter lorazepam para controlar los ataques de ansiedad.
Tras un mes de baja volví, con los ánimos por los suelos y el viaje de mi vida quedó en el olvido. Ya no había ni ilusión ni esperanza. Los meses pasaron, de hecho ya hace un año largo que me trasladaron. Pero por desgracia o por fortuna, el 16 de octubre del año pasado me rompí el dedo pequeño del pie derecho y acabé de baja médica. Por cojear acabé con una trocanteritis en el lado izquierdo de la cadera. A fecha de hoy, sigo de baja médica con el dedo aún roto.

Estar de baja por enfermedad común, supone cobrar menos todos los meses. Eso quiere decir que a día de hoy, voy con la soga al cuello. Si todo hubiese ido bien, quizás hubiese sido el maldito COVID-19 el que me hubiese parado los pies y hubiera tenido que retrasar todo un año más.
Empeorando…
Pero viendo como estoy, que en marzo tuvieron que añadirme a la medicación para tomar diariamente y cada 12 horas valium. Causado por la tensión que tenía generada por el estrés y ansiedad. Mantenía mi mandíbula tensa día y noche, apretando los dientes. Todo esto por ir viendo como mi economía iba a pique, como no levanto cabeza… He comprendido que ese viaje, el viaje de mi vida, no se hará jamás.
Porque sigo descentrada, no dibujo, no juego a videojuegos, no veo películas o series, salvo cuatro contadas donde salgan Michael Ironside o Casper Crump. Es duro recordar como estuve de bien en febrero del 2019 y como dos meses después me hundieron completamente y sigo sin salir a flote por mucho que pelee.

Y lo mejor, las pruebas médicas no las tengo hasta febrero del 2021 y el traumatólogo no me ve hasta marzo del 2021. Luego tendrá que mandarme a rehabilitación, para darme magnetoterapia y que el hueso cure. Porque tal y como está la fractura no regenera solo…
Se que hay gente que está en peor situación que yo y algunos dirán que me quejo de vicio. Trato de tomármelo con humor, pero ahora es mi casa la que empieza a peligrar y no se ni como enfocar las cosas.
Si has leído hasta aquí, gracias. Necesitaba contarlo y soltarlo de alguna manera y creo que esta era la mejor.
Recuerda que puedes seguir a Casper Crump en Instagram o en su Blog oficial.
Un saludo.